El 22% de los usuarios no recomendarían a su centro auditivo, según EuroTrak

Uno de los datos más inquietantes del primer estudio EuroTrak realizado en España revela que casi uno de cada cuatro hipoacúsicos no recomendaría al profesional que les ha atendido. ¿Cómo cambiarlo? Ofrecer expectativas realistas de un servicio paliativo (no una curación) y mostrar cómo no oír bien es más motivo de rechazo social o burla que llevar audífonos.

Publicado el 31 agosto 2020

El 22% de los usuarios no recomendarían a su centro auditivo, según EuroTrak

Como moderador del debate, Christoph Schnitzler, del Instituto Auditivo Audias (A Coruña), ha expuesto las principales razones aducidas por los encuestados en EuroTrak para no adaptarse audífonos y de qué forma obtienen información sobre esta tecnología (ver gráfico 2). Además de expresar su sorpresa por el estigma -que creía superado en la última década con los diseños y colores- ha puesto el acento en el 22% de personas que no recomendarían el establecimiento donde les adaptaron sus audífonos.

Por fortuna, en esa escala de 0 a 10 en la que se preguntó a los encuestados acerca de la posibilidad de aconsejar a otras personas que acudan al profesional, otro 32% puntúa con las notas máximas (9 y 10) y son considerados, en consecuencia, como «promotores» del gabinete auditivo del que fueron usuarios, mientras que la mayoría (46%) otorgan un 7 o un 8 de calificación y, para los autores del sondeo para EuroTrak, quedan encuadrados como «pasivos» a la hora de alentar a otros usuarios (gráfico 1).

«¿Hay poca concienciación sobre la necesidad de la prevención auditiva?», ha sido la primera pregunta a los dos ponentes. Lucía Grasa (GAES, una marca Amplifon) ha destacado en positivo algunas estadísticas de la encuesta al respecto: «Cuando comparamos con otros países, por la tasa de adaptación, España no está mal, y la concienciación está igual que en Europa. Perdura, eso sí, esa idea de que ‘todavía puedo ir tirando’, no hay sensación de urgencia» cuando la hipoacusia es leve.

Juan Ignacio Martínez, director de Aural Widex, también ha hecho hincapié en los avances. «La percepción que tenemos como industria y como ciudadanos ha progresado, a diferencia de hace unos años cuando no se sabía que existían estos aparatos, ahora ya es de sobra conocido, se ha mejorado mucho. Nos ha sorprendido ese porcentaje de penetración, aunque sea un 25% en lugar de un 36% como en otros países, pero también significa que hay casi un 80% que no se beneficia de esta tecnología», ha señalado.

Ambos han coincidido en otros factores que influyen, tal vez negar de entrada la pérdida auditiva, y también retrasan la adaptación de audífono, tal vez por razones económicas, culturales. «¿Tengo suficiente pérdida como para dar ese paso?», parece la reflexión de muchos.

En definitiva, el análisis se ha centrado en «¿por qué las personas con hipoacusia no confían en los audífonos como una solución a sus problemas?» Para Grasa, el dato más sorprendente es la vergüenza, en el porcentaje más alto de Europa. «Ahí tenemos un problema y EuroTrak nos da las claves a los profesionales para desmontarlo: hay que hacerles ver que cuando utilizan audífonos, las personas no se sienten igual», subraya esta especialista, que aconseja argumentar datos como que el afectado pasa de no sentirse bien por no oír en un 40% de los casos a solo un 15% por llevar unos aparatos de ayuda auditiva. «Es mucho peor no oír que llevar un audífono».

Martínez ha corroborado que «es más probable que se rían de alguien por no oír bien» que por usar esta tecnología y ambos han admitido que se parte de un hándicap como es que la pérdida de oído da más juego para la chanza, el humor, que otros problemas de salud, además de que es muy «humano» no querer admitirlo. «Una imagen que puede desaparecer cuando se conoce la tecnología que llevan estos aparatos», ha augurado el directivo de Widex. En la misma línea, Schnitzler ha apuntado que si los audífonos se conocen como «sistemas de comunicación», ese concepto también propiciará que se «abra más la mente» en la población, en lugar de que tenga las connotaciones de «prótesis».

Paliativos, no la perfección

Acerca de ese 22% de detractores, que muestran disconformidad por el paquete de servicios que han recibido, evidentemente «hay que aspirar a mejorar», según Martínez. «También hay que decir en nuestro descargo que es de las pocas profesiones en que no podemos ofrecer un servicio perfecto, recuperar el 100%, somos paliativos y es imposible un remedio para un deterioro sensorial», ha puesto de relieve. Por lo tanto, «hay que buscar una conformidad, por la confianza en el profesional».

A preguntas del público, ha señalado que «sin duda, influyen las expectativas, hay que ganarse la confianza de la persona, generando ilusión y que va a mejorar ( puedo hacer mucho por ti), pero formando también en cómo manejar las insatisfacciones que puede tener incluso en una adaptación exitosa». La especialista de GAES, una marca Amplifon, ha añadido: «Hablamos de adaptaciones, no de ventas, es un camino que hay que hacer juntos, unas cosas van a mejorar más rápido y otras más lentamente».

Abordar pronto las pérdidas leves
«¿Los profesionales de la audición (no los ‘audioprotesistas’) son conocedores de los beneficios de los audífonos y los recomiendan aun en pérdidas leves?» Para Martínez, «la tecnología durante mucho tiempo no había estado a la altura y perdura cierta desconfianza, pero ahora con niveles de satisfacción elevados en pérdidas incipientes y conforme el profesional lo incorpore a su práctica cotidiana -queda escepticismo, por la dificultad de esas adaptaciones- irá cambiando». Y Grasa cree que la presbicia entraña «un proceso degenerativo (cognitivo) que no va a parar y eso sí conciencia de la urgencia de resolverlo».

Algunos médicos no informan
La especialista de GAES, una marca Amplifon, ha puesto el acento en el buen dato de cuántas personas llegan al médico, pero también en que algunas no reciben la información de que deben utilizar dispositivos de ayuda auditiva. En ese sentido, Martínez ha recordado también la importancia de convencer al médico de que lo más adecuado es la binauralidad para evitar dificultades en el futuro, ya que no todos lo están. De hecho, ni siquiera algunos audiólogos están persuadidos de esta premisa.
Schnitzler ha indicado también que algunos profesionales aspiran a que el fabricante les proporcione un dispositivo que «se adapta y ajusta solo», prácticamente. «Eso sería la “muerte del audioprotesista”. En cambio, lo que hace falta es un intercambio de conocimientos frecuente, cursos, formación continua, en definitiva, para ese “valor aportado” del profesional. Es más, hay veces que dos diagnósticos auditivos similares tienen soluciones diferentes», ha sido la reflexión del responsable de Aural Widex sobre esta postura de algunos, ya que «hay un déficit de formación que se debería corregir».
Grasa también ha abundado en esta asignatura pendiente: «Debemos imponernos un nivel de autoexigencia y estar al día de todo lo último para un ajuste es necesario, porque para el usuario se trata de un artículo que vale mucho dinero, hay que exigirse una responsabilidad».

J. L. Fernández