¿Hasta dónde se puede llegar con las pruebas QuickSIN en la audiología?

Raúl García-Medina, redactor de los artículos que periódicamente publica la edición británica de la revista Audio infos en su sección de la "Ventana Oval" sobre temas de audiología, comparte en esta entrega su opinión sobre la importancia de obtener de forma rutinaria puntuaciones de habla en ruido con ayuda, y cómo las pruebas QuickSIN pueden ayudar.

Publicado el 25 febrero 2022

¿Hasta dónde se puede llegar con las pruebas QuickSIN en la audiología?

Las normas de buenas prácticas de adaptación de audífonos han sido objeto de un intenso debate a lo largo de los años y han evolucionado considerablemente. Cuestiones como la inclusión de las mediciones en oído real (REM), la incorporación de la logoaudiometría y las pruebas de habla en ruido en el proceso o la necesidad de realizar pruebas de inmitancia han sido objeto de un intenso debate. Sin embargo, no se ha logrado un acuerdo entre la comunidad audiológica.

Una lista de 15 elementos

Los estándares describen las prácticas clínicas mínimas que ayudan a promover el mejor ejercicio de la profesión. Sin embargo, hay muchas maneras de acometerlas dentro de esos estándares.

En mayo de 2021, la Organización de Estándares para la Práctica de la Audiología (APSO, por sus siglas en inglés) publicó los Estándares de adaptación de audífonos para pacientes adultos y geriátricos.

Se trata de una sencilla lista de 15 elementos, condensada en un documento de dos páginas y respaldada por numerosas referencias. Se denomina Norma APSO S2.1, 2021. El documento ha sido elaborado por expertos, basado en la evidencia disponible, revisado por pares, y está sujeto a actualizaciones periódicas. Los expertos en adaptación de audífonos en adultos fueron: Jason Galster, PhD; Cindy Hogan, PhD; Lindsey Jorgensen,PhD; Gus Mueller, PhD; Erin Picou, AuD, PhD; y Ryan McCreery, PhD.
Los 15 puntos son igual de importantes, pero los número 4 y 14 son los que más me interesan.

El punto 4 dice: Las pruebas de preadaptación incluyen la evaluación del reconocimiento del habla en ruido, a menos que sea clínicamente inapropiado, y los niveles de molestia por ruido específicos de la frecuencia. Se consideran otras medidas validadas de las capacidades auditivas y no auditivas, según sea apropiado para el paciente individual.

Y el punto 14 señala: Se llevan a cabo medidas de resultados de los audífonos y estas pueden incluir inventarios validados de autoevaluación o comunicación y evaluación de reconocimiento del habla con ayuda.

La prueba QuickSIN

La prueba Quick Speech in Noise (QuickSIN), una evaluación estandarizada de la percepción auditiva del habla a nivel de frase en el ruido de fondo (Etymotic Research, 2001; Killion et al., 2004) ofrece varios datos buenos, algunos de los cuales pueden ser nuevos para usted.

Sin duda, los siguientes datos nos resultan familiares:

-Permite al clínico validar en primer lugar la queja inicial.
-Ayuda a abordar el asesoramiento sobre las expectativas.
-Proporciona una estimación de la pérdida de la relación señal/ruido (pérdida SNR), que también ayuda a recomendar la tecnología de los micrófonos (Killion, 1997), algo que es difícil de predecir a partir del audiograma.

Las puntuaciones están estrechamente relacionadas con la satisfacción del audífono, mientras que la información del audiograma no lo está (Davidson et al., 2021).

Recientemente, Glick y Sharma (2017, 2020) también han utilizado la prueba QuickSIN en sus estudios, en combinación con imágenes neurales, para demostrar que los sujetos que obtienen una puntuación normal en condiciones de ayuda bilateral muestran una asignación de recursos cerebrales típica de los sujetos con audición normal. Esto es contrario a los sujetos con pérdidas auditivas no tratadas o con peores puntuaciones en la prueba QuickSIN con ayuda bilateral, que muestran respuestas fisiológicas atípicas en los lóbulos temporal, frontal y prefrontal.

 Más puntos a destacar

Para aumentar las posibilidades de obtener una puntuación normal en condiciones de ayuda bilateral empleando la prueba QuickSIN, hay que respetar también los puntos 7 y 10 de las normas de adaptación de audífonos de la APSO para pacientes adultos y geriátricos antes mencionadas.

El punto 7 reza así: Los audífonos recomendados incluyen el procesamiento de la señal y características que apoyan las necesidades auditivas del paciente. Tienen la ganancia y la salida apropiadas, incluida la ganancia de reserva, para cumplir los objetivos de adaptación específicos de la frecuencia definidos por un método prescriptivo validado.

El punto 10 establece: Los audífonos se adaptan de forma que los distintos niveles de entrada del habla den lugar a una salida verificada en el canal auditivo que cumpla los objetivos específicos de frecuencia proporcionados por un método prescriptivo validado. La salida de potencia máxima específica de la frecuencia se ajusta para optimizar el rango dinámico residual del paciente y garantizar que la salida no supere los niveles de incomodidad por volumen del paciente.

Y el punto 11 define: Tras la verificación individualizada de la ganancia y la salida del audífono, si la adaptación no es aceptable para el paciente, pueden ser necesarias pequeñas desviaciones en la ganancia y la salida. Este es probablemente el punto que rara vez se menciona durante las discusiones sobre los REM, y resolvería muchos debates acalorados. Suelo volver a realizar la adaptación después de que se hayan hecho esos cambios, para tener un registro de con qué se siente cómodo/conforme el paciente. Tengo un objetivo prescriptivo que me sirve de plantilla para entender qué desviaciones fueron necesarias.

“Una prueba rápida que puede dar mucho de sí”

Al mismo tiempo, las citas de seguimiento programadas con regularidad son necesarias para mantener la audibilidad asistida por el oído real requerida a lo largo del tiempo mediante la gestión de receptores/micrófonos de audífonos tapados, cerumen impactado o umbrales de audición cambiantes.

Y, teniendo en cuenta la importante contribución de los factores cognitivos a las buenas puntuaciones de QuickSIN, quizá también se debería hacer una estimación de la capacidad cognitiva del paciente.

Sólo hay 15 normas y usted tiene cierta libertad para ponerlas en práctica. Sin embargo, el mensaje que me llevo a casa es que necesitamos obtener de forma rutinaria puntuaciones de habla asistida en ruido para identificar la dificultad que cada paciente podría experimentar en entornos ruidosos, e identificar a aquellos con mayor riesgo de reasignación de recursos cognitivos y resultados cognitivos menos favorables. Una prueba rápida que puede servir de mucho.

Y un mensaje para Etymotic Research, que solo ha lanzado QuickSIN en inglés americano: ¿podemos tener pronto las versiones británica y española, por favor?

Referencias

Davidson, A., Marrone, N., Wong, B., & Musiek, F. (2021). Predicing Hearing Aid Satisfaction in Adults: A Systematic Review of Speech-in-noise Tests and Other Behavioral Measures. Ear and Hearing, 42, 1485-1498.

Glick H, Sharma A. (2017) Plasticidad intermodal en la pérdida de audición relacionada con el desarrollo y la edad: Implicaciones clínicas. Hearing Research, 343:191-201.

Glick HA, Sharma A. (2020) Neuroplasticidad cortical y función cognitiva en la etapa temprana, pérdida auditiva leve-moderada: Evidencia del beneficio neurocognitivo del uso de audífonos. Frontiers in Neuroscience; 14:93.

Killion, M. C. (1997). Pérdida de SNR: Puedo oír lo que dice la gente, pero no puedo entenderla. Hearing Review, 4, 8,10, 12, 14.

Fuente: Audio Infos Reino Unido, número 146 (enero-febrero 2022)

Raúl García-Medina (trad. J. L. F.)